Numismas
Se localizaron gran cantidad de monedas romanas, casi todas en
bronce, aunque hay algún caso de plata.
Las monedas más abundantes son las de Octavio Augusto : seis ases de bronce y un quinario de plata con cecas en Celsa,
Calagurris, Caesar Augusta, Évora y Emérita Augusta. Hay también una moneda de
Agripa (un sextercio con la siguiente cronología: 39-27 a.C.), un as de la Caetra, con ceca en el
Noroeste peninsular, de Tiberio (14-37 d.C.), y una pieza de una ceca de Gades
(45 a.C-
época de Claudio). También se han encontrado un denario de plata de Vitelio, un
dupondio de Rómula Augusta de Trajano y un as de cobre de Adriano.
Restos metálicos
En el yacimiento que estamos estudiando han aparecido numerosos
clavos de hierro, arcos, argollas, láminas, placas, hojas de sierra,
hojas de cuchillos, puntas de lanzas, jabalinas…
En cuanto al bronce, se han documentado diversos tipos de
fíbulas, como las de charnela, las transmontanas, las de largo travesaño sin
espira, en omega y en forma de lunulae; alfileres, tijeras, asas de sítulas o dedales.
Restos de
vidrio
Son bastante frecuentes los fragmentos pertenecientes a
botellas, cuencos de costillas, fichas de juegos (tessalae, en época
romana) y cuentas de collar o de pulsera. Otros restos pertenecen a recipientes
sin identificar, de diferentes coloraciones (azules, marrones, verdes). Abundan
las fichas de juego –que suelen ser redondas y aplanadas, de tonalidad
blanca y azul- y también las cuentas de pasta vítrea de color
azul o amarillo, e incluso algunas con varios colores.
Restos líticos
Los restos de piedra más abundantes en el castro son los molinos
circulares, algunos de los cuales estaban formando parte del muro de una
vivienda, lo que indica una reutilización de los mismos.
Existen también “poutadas” o pesos de red hechos en
cuarcita, lo que evidencia cierta actividad pesquera, y algunas gemas
que se engastarían en anillos u otro tipo de joyas; piedras de afilar y
alisar, hachas pulimentadas, etc. Sin duda, el material más
interesante de los pétreos es un entalle de ágata que representa una
cuadriga con su auriga, que se puede fechar en torno a la mitad del siglo I d.C .
Restos faunísticos
Una de las campañas que proporcionó más información con respecto a
este punto fue la de 1987( HIDALGO, 1992-93), en la que se localizó un pequeño “concheiro”, con gran cantidad de huesos de animales, que se pudieron
identificar como de canis familiaris (perro), lepus capensis
(liebre), sus (cerdo), bufo bufo (sapo) y gallus domesticus
(gallina), todos ellos interesantes para el conocimiento de las actividades
agropecuarias.
Además de estos huesos, también se han podido documentar en el
castro restos de productos marinos, como lapas, caramujos, berberechos,
ostras, vieiras, navajas o mejillones, siendo estos restos realmente
interesantes para estudiar la dieta alimenticia de los habitantes del
Castro de Vigo.
En definitiva, y a partir de la cultura material, se puede
observar en el castro un fuerte y temprano contacto con el mundo romano,
como atestiguan las dataciones arqueológicas de los materiales de importación.
Este contacto, como habíamos visto al estudiar las estructuras del yacimiento,
provoca transformaciones socioeconómicas que repercuten en la tipología
constructiva y la utilización de los espacios. Con todo esto, el sitio
arqueológico del Castro de Vigo nos documenta ampliamente la fase de transición
de la cultura castreña a la galaico-romana.
Nota.- En las fotografías y de arriba hacia abajo: Monedas imperiales romanas de bronce, entalle de ágata de anillo romano; y fíbula de bronce del tipo "trasmontano".
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