Conclusiones
De nuestra primera aproximación
histórica y arqueológica al Castro de Vigo, podemos extraer, en primer lugar,
algunas ideas
relativas a la cultura castreña y a la romanización viguesa.
Nos hemos acercado a un
poblamiento castreño que tendría su origen en la acrópolis del monte, desde
donde se iría expandiendo por las laderas, siendo esta última parte ocupada
sería la que encontramos hoy totalmente destrozada por la actividad humana
-especialmente por la construcción de la fortaleza del XVII- realizada en el lugar durante los siglos
siguientes. Como veíamos también indirectamente, los resultados obtenidos
durante las ocho campañas de excavación se reducen a las intervenciones de la
zona NW del yacimiento, así como a la ladera opuesta.
A partir de los datos del
registro arqueológico, en especial a partir de la gran cantidad de material de
importación romana, los especialistas destacan la importancia del puerto de Vigo como un centro fundamental para el comercio del
norte peninsular
en época romana. Hidalgo Cuñarro (HIDALGO, 1997 A) cree en la
posibilidad de que en un primer momento este puerto actuase simplemente como un
punto de recalada para el abastecimiento de agua y comida, pasando más tarde a
producirse intercambios a mayor escala: importación de productos de lujo a
cambio de materias primas, sin abandonar la provisión de alimentos e
instrumentos necesarios para continuar la navegación (HIDALGO, 1994-1995). La
enorme extensión del castro (17
ha) reforzaría la idea de la importancia de Vigo en la Antigüedad.
La cultura material del castro
llevó también a los arqueólogos a establecer la época de auge del poblamiento alrededor de mediados del siglo I
d.C. (como
revelan claramente los abundantes vestigios cerámicos y numismáticos, además
del hecho de que reciba población de otros pequeños castros y se intensifiquen
sus relaciones comerciales con Italia, Francia y el sur de la península
Ibérica), decayendo
progresivamente
hasta llegar a un siglo II d.C. en el que ya comienza la despoblación. De forma paralela a la pérdida de población
del castro de Vigo, se produce un aumento demográfico en el Vicus Heleni
(siglos II-IV d.C.), en las cercanías del pequeño embarcadero de la calle
Hospital y en las villas marítimas dedicadas a la fabricación de salazones que
jalonan el litoral de esta zona (entre las que cabe destacar Villa de Toralla)
. El estudio del Castro de Vigo
resulta de suma relevancia, por tanto, para estudiar la evolución de la
sociedad castreña a la galaico-romana –poniendo en evidencia, en contra de la
opinión tradicional, la temprana romanización en esta zona del Noroeste peninsular; a la vez que permite el
análisis de las relaciones comerciales que mantiene este territorio con otros puntos
europeos.
Además de lo anteriormente
expuesto, las investigaciones realizadas en el Castro de Vigo contribuyeron,
mediante su aportación material, a la destrucción de dos tópicos historiográficos: el de la Galicia celta y el de la
romanización galaica como un proceso violento. En opinión de Hidalgo Cuñarro, este poblado castreño y
galaico-romano prueba la necesidad de revisar la hipótesis de la migración
céltica, a la vez que lleva a la certeza de que el primer contacto
indígena-romano tuvo un carácter pacífico y pactual, una vez conquistada
belicosamente el norte de Portugal y el área leonesa.
Además de estas conclusiones de
tipo estrictamente histórico, durante el desarrollo de este trabajo sobre el
Castro de Vigo hemos podido detectar la imperiosa necesidad de un nuevo
estudio sobre este yacimiento: un estudio sistemático de ordenación de los
datos arqueológicos disponibles, que, con una intención sintética, haga
hincapié en la interpretación histórica de las estructuras y los
materiales más significativos. Hasta la fecha, la bibliografía tiene o bien un carácter
netamente monográfico –centrándose en una campaña determinada o en un aspecto
concreto de la cultura material, como puede ser la cerámica-, o bien un
carácter excesivamente didáctico y divulgativo –como es el caso de muchas
pequeñas publicaciones del Museo Municipal.
En este sentido, nuestro ejercicio intenta
aproximarse a una visión global y actualizada de los conocimientos sobre el
Castro de Vigo, aunque con las limitaciones propias de la formación e
inexperiencia de las autoras. Sería necesario, pues, un trabajo riguroso y profesional, del
que nuestra labor no podría considerarse más que un boceto.
Ese trabajo de investigación
exhaustivo podría resultar de utilidad para levantar
sobre sus bases un proyecto de limpieza, consolidación y conservación sólido
y eficaz, que preserve la riqueza arqueológica del yacimiento para el
disfrute inmediato de los ciudadanos (acondicionando el Monte del Castro de
forma global) y para las inquietudes de los investigadores (incorporando este
campo entre los objetivos del nuevo proyecto de musealización del Concello, dinamizando
el papel del Museo o, dicho sea de paso, facilitando el acceso a materiales
como los del Almacén de la
Sección de Arqueología).
Todo este proceso de revisión, actualización, profundización y
difusión del estudio del Castro de Vigo sería sumamente interesante, porque
sólo desde el conocimiento –y no desde el uso lúdico-turístico, siempre superficial y efímero- se hace realmente
valorable nuestro patrimonio arqueológico.
Nota.- En las fotografías, de arriba hacia abajo: Hogar de una vivienda del siglo I. antes de Jesucristo; fondo de cabaña excavado en la roca base, del siglo III antes de Jesucristo; cerámica pintada romana, de alfares penínulares; vivienda galaico-romana del siglo I después de Jesucristo; y monedas romanas de bronce, de los emperadores Octavio Augusto y Tiberio.
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