2.2. Cerámica común
Este tipo de cerámica se puede analizar muy sintéticamente, englobándola en tres grupos: de cocina, de mesa y para guardar y transportar provisiones. Mención aparte merecen las pesas de telar y algunas «tegulae» recogidas.
La cerámica de cocina nos muestra gran variedad de ollas con borde vuelto hacia afuera (algunas con ranura en el mismo, para ajuste de su tapa);cuencos con borde horizontal y con visera; platos de borde engrosado; platos de borde bífido; fuentes de barniz interior rojo-pompeyano; tacitas de cuerpo agallonado; morteros y tapaderas de diversos tipos.
La cerámica de mesa nos viene documentada sobre todo por recipientes de paredes finas de variada tipología y por jarras.
De estas últimas, tenemos jarras de un asa con boca y cuello anchos, bocales de un asa con boca ancha y cuello poco marcado, jarras de boca ancha y pico y jarras con pico trilobulado. Destaca de todas ellas una que posee en la zona central de su cuerpo un «grafitti» que consiste en una rosácea de seis pétalos, inscrita en una circunferencia.
Esta cerámica común romana de cocina y mesa nos muestra modelos bien estudiados y cuya cronología va desde comienzos del siglo I hasta finales del III después de Jesucristo (VEGAS 1973; SANTROT 1979; TRUFFEAULIBRE 1980; ALARCÁO 1974, y BELTRÁN LLORIS 1978).
Son numerosos los yacimientos romanos en donde vemos este tipo de cerámica bien representada, con diversas variantes: Caesaraugusta (BELTRÁN LLORIS, AGUAROC, MOSTALAC y SÁNCHEZ, 1980); Pompaelo (MEZQUIRIZ DE CATALÁN 1978); Lacipo (PUERTAS TRICAS 1982); Cástulo (BLÁZQUEZ 1979, 240 y ss.); Complutum (FERNÁNDEZ-GALIANO 1984); Lancia (JORDÁ CERDÁ 1962); Tiermes (VARIOS, 1984); Cartuja (SERRANO RAMOS 1978, 243 y ss.); Portus Illicitanus (SÁNCHEZ FERNÁNDEZ 1983, 285 y ss.); Testar de Onda (IVES MONTMESSIN 1980, 243 y ss.); entre otros muchos que podíamos citar, ciñéndonos a
De cerámica para guardar y transportar provisiones tenemos también numerosos ejemplares. De la primera, poseemos ollas de borde engrosado y vuelto hacia afuera y diversos tipos de dolios. En cuanto a ánforas, podemos decir que existen dos grandes grupos.
La gran mayoría corresponde a ánforas imperiales españolas, que se englobarían en una extensa familia que denominaremos Dressel 10-24 y que sirvieron para traer hasta nuestras costas salsas de pescado de
Tenemos, sin embargo, también algunos ejemplares del tipo Dressel I, con sus tres variantes A, B y C, destinados al transporte de vinos itálicos y cuya cronología va desde el siglo II antes de Jesucristo hasta el tiempo de Augusto (LAMBOGLIA 1955, 241-270).
Poseemos dos marcas de alfarero: LHOR y TSP. Son muy abundantes los remates o puntas de ánfora que tienen «grafitti» de motivos geométricos o de letras mayúsculas.
Por último, podemos señalar que fueron muy numerosos los «pondus» o pesas de telar que se han localizado en este yacimiento, llegando a rebasar los cincuenta ejemplares. Existe una variada tipología que no se aparta de las ya conocidas en otros yacimientos (FATAS 1967, 203 y ss., por ejemplo).
Finalmente, para concluir este amplio apartado sobre la cerámica romana del Castro de Vigo, diremos que se recogieron abundantes tégulas e ímbrices, destacando una tégula que posee en su zona central una gran perforación, posiblemente destinada a facilitar la salida del humo procedente del hogar del interior de la vivienda. El paralelo más cercano que hemos encontrado a esta peculiar pieza lo poseemos en Conímbriga y se fecha en período augusteo (MOUTINHO DE ALARCÁO y SALETE DA PONTE 1984, 240).
Nota.- En las imágenes, de arriba hacia abajo tenemos: la "tégula" con orificio central; un reciente de cerámica de tradición lusa, denominda "de cinzenta fina"; y un dibujo a escala de una jarra y fuentes. Destaca la jarra, con el "grafitti" de la rosácea inscripta en un círculo, motivo que podemos ver en las estelas funerarias, datables tres siglos posteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario