jueves, 15 de enero de 2009

DESDE LA PREHISTORIA A LA EDAD MEDIA DE VIGO ( IV )



EL CALCOLÍTICO Y LA EDAD DE BRONCE

En la etapa final del período megalítico, del 2100 al 1800 a. C. aproximadamen­te, se observa la aparición de la lla­mada cultura del vaso campanifor­me, o de los primeros metalúrgi­cos que ya conocen el cobre y que da origen al período prehistórico que denominamos Calcolítico, del que nuestra comarca posee algunos ejemplos, gracias a las últimas investigaciones llevados sobre este tema.

A continuación tenemos la larga etapa que abarca hasta la Edad del Hierro, y que se le denomina Edad del Bronce, den­tro de la cual, y en base a una evolución morfo-tipológica de su tecnología metálica (puñales, es­padas, hachas) se suelen esta­blecer diversas divisiones. Apar­te del cambio tipológico del tipo de armas también se produce un cambio en la composición metáli­ca de las mismas, siempre en una evolución creciente. A “groso modo” podríamos acotarla cronológicamente entre el 1.800 al 600 antes de Jesucristo. A continuación analizaremos, muy brevemente, estos dos períodos prehistóricos en nuestra área geográfica.

Calcolítico. Tenemos pocas piezas arqueológicas y yacimientos que podemos incluir en este apartado, que necesita ser investigado con más profundidad. Se localizaron diferentes fragmentos de cerámica del tipo “campaniforme”, en la necrópolis megalítica de Cotogrande (Cabral), que nos hablarían que las últimas ofrendas que se van a depositar en dicho lugar, se realizaran alrededor de este momento prehistórico. Luego tenemos, dos interesantes cuevas, que aunque poseen materiales que pertenecen a las etapas prehistóricas posteriores, también en ellas se han recogido vasijas cerámicas que podemos datar en esta época: se trata de las cuevas de “O Folón” y “(Porteliña” ( Coruxo), que podemos ver envueltas en un contexto ritual y funerario más que de lugar de habitación. Pero en la cercana parroquia de Saiáns, en el lugar denominado “Cal de Ouiteiro” se han localizado diversos fragmentos cerámicos que apuntan a esta cronología y que podrían estarnos indicando un posible hábitat calcolítico. También, fruto de la realización de las últimas excavaciones llevadas a cabo en el el “Monte Cabanas”, cerca donde se ubican las instalaciones de las facultades de la Universidad de Vigo, en la parroquia de Bembrive, tenemos noticias de la aparición de hallazgos de esta época, pero a la espera de la publicación de los datos obtenidos en las citadas actuaciones arqueológicas, no podemos apuntar más.

A esta época o/y a la transición de la siguiente, correspondería el famoso ajuar funerario de la cista de Atios ( O Porriño) com­puesto por dos puñales o espadas cortas de espi­go de cobre y tres joyas (dos de oro y una de plata), que podemos apreciar en nuestro museo.

La Edad de Bronce. Habitualmente esta etapa se subdivide en tres son las siguientes y nos vienen definidas de esta manera:

Bronce Inicial.- La primera fase o Bronce Inicial (1800-1500 antes de Jesucristo), se caracteriza por el trabajo fundamental de co­bre, y también joyas de plata y oro.

El tipo de enterramiento son los del tipo de cista o de túmulo sin cámara, siempre con inhumación individual.

El ajuar de los mismos suelen ser puñales o espadas cortas de hoja plana, puntas tipo palmela, diademas laminadas de oro muy bien trabajadas, joyas áureas ga­llonadas y las denominadas pla­cas de arqueo. A este tipo correspondería la cista de Atios, de la que hablamos anteriormente.

De esta primera fase, no poseemos piezas arqueológicas localizadas dentro del término municipal de Vigo.

Bronce Medio.- La segunda fase o Bronce Me­dio (1500-100 antes de Jesucristo) se caracteri­za por la aleación binaria de co­bre y estaño (bronce) de sus úti­les metálicos. También se conti­nuará la orfebrería áurea. Se pro­ducen hachas planas y espadas. El tipo de enterramiento es igual o parecido al anterior.

De esta segunda fase tenemos dos hachas de bronce encontra­das en el Castro de Vigo y en Zamáns, la primera depositada en el museo provincial de Pontevedra y la segunda, está en una colección privada.

Bronce Final.- La tercera fase o Bronce Final/ Atlántico (1000-600 a. C.) se ca­racteriza por el empleo en esta aleación binaria (cobre y estaño) del plomo, a veces en tal canti­dad que las hachas no pueden ser utilizadas como tales. El tipo de útiles son las hachas de talón o tope, con una o dos anillas de sujeción, espadas pistiliformes y de lengua de carpa, lanzas de enmangue tubular, puñales de antena,...

De esta tercera fase tenemos, un hacha de talón o de tope en­contrada en Tallarín (Matamá) con una sóla anilla; otra en Cas­trelos, con nervio central pero sin anillas; un fragmento de una hacha de talón de dos anillas del castro de “As Torres de Padín” (Teis); el interesante depósito de hachas de Estea (Saiáns); y por último, las hachas localizadas en las recientes excavaciones del castro de “Punta do Muiño) en la parroquia viguesa de Alcabre.

En este largo período de bronce, la economía, en líneas gene­rales, está basada en una agri­cultura cerealista, también com­pletada por la recolección, gana­dería y caza.

Al mismo tiempo la práctica de la metalúrgica también supone una explotación minera, el inter­cambio de metales y un mayor avance tecnológico.

En la sociedad se advierte una mayor estratificación social y un aumento de la especialización laboral. Y debido a la actividad bélica, que se incrementa en este momento, el guerrero posible­mente adquiere un "status" eleva­do, tal y como se documenta tam­bién en los diversos ajuares en­contrados en las cistas de ente­rramiento. Los tipos de enterra­miento ya no son colectivos como en la etapa anterior, sino indivi­duales, en cistas o en túmulo sin cista.

El mundo religioso se hace más complejo, continuándose la tradición anterior megalítica, y al mismo tiempo surgen nuevos ele­mentos como son el posible culto al agua y al sol.

Otra de las manifestaciones de este período, y que continúa en la edad de hierro e incluso en épo­cas posteriores, es el denomina­do Arte Rupestre. Debemos aclarar que las últimas investigaciones, apuntan que la mayoría del mismo, correspondería al Calcolítico, siempre hablando de grabados de época prehistórica.

Este arte rupestre se caracteri­za por estar grabado sobre rocas al aire libre, los que normalmente se denominan petroglifos. Estos grabados o insculturas eran reali­zados por piqueteado y/o abra­sión de la roca, formando un sur­co de sección en U en la misma. En la actualidad la visión de los mismos a veces es difícil debido al fuerte proceso erosivo.

El repertorio de motivos repre­sentados es amplio, en toda el área gallega: cazoletas, combi­naciones circulares, laberintos, espirales, antropomorfos, zoomorfos, armas,... pudiendo apa­recer estos motivos aislados o asociados entre formando conjuntos muy complejos.

Su interpretación es aún difícil, dándose diversas teorías al res­pecto de su significado. Única­mente son reconocibles, en di­chas representaciones, algunas armas, figuras humanas y zoomorfos, el resto de los motivos son de carácter abstracto y por lo tanto de difícil identificación. Las teorías más comunes son las de atribución simbólica religiosa.

En nuestro municipio el número de estaciones rupestres conoci­das es elevado, poseemos cerca de 30 petroglifos, debido a la in­tensa prospección llevada a cabo en los últimos años.

A modo de resumen pasamos a mencionar las parroquias de Vigo donde se han descubierto petroglifos hasta la actualidad, destacando alguna de las esta­ciones: en la parroquia de Beade, "O Eixón"; en Comesaña, "Carballo do Castro", "Monte de Guieira", "Monte da Regueria"; en a parroquia de Coruxo "Granseo", "Os Covelos", barrio de "A Luz", barrio de "Fragoselo" donde des­taca la denominado "Pedra Moura"; en Navia, "Laxielas" y "Quintela"; en Oia, "Monte do Castro" y "Gondufe"; en Teis, "Gondosende"; y en Valladares, "A Gán­dara" y "Freixo"; por último, entre Coruxo y Saiáns, “O Mauxo”. En estos graba­dos predominan los motivos de cazoletas, combinaciones circu­lares, formas cuadrángulares y elípticas. Sólo poseemos una representación de un cérvido, en “Millaradas” en la parroquia de Valladares; y una representación de un arma, más concretamente de una alabarda enmangada, en el barrio de “A Laxe” en Sárdoma.

No podemos dejar de mencionar antes de concluir este análisis del arte rupestre de esta área geográfica sin referirnos a los petroglifos de armas de "Poza da Lagoa" y "Auga da Laxe", que aunque no se localizan dentro de los términos municipales vigueses se encuentran en una zona inmediata.

El primero se enclava en la pa­rroquia de Trasmaño, en el ayun­tamiento de Redondela y en él se pueden apreciar varias alabar­das enmangadas, puñales o es­padas cortas, un hacha enman­gada y restos de otras posibles representaciones de armas.

El segundo se localiza en la ladera Oeste del Monte Galiñeiro, en el conocido "Monte dos Aruidos" y más concretamente en una gran roca de unos 10,30 me­tros de largo por 4,6 metros de ancho, que los vecinos del lugar conocen indistintamente por "Auga da Laxe" o "Pedra das Procesións".

En total se pueden contabilizar hasta 25 representaciones de ar­mas: 11 puñales o espadas cor­tas, 6 alabardas enmangadas y 8 "escutiformes". Llama poderosa­mente la atención la gran espada que domina la zona central del petroglifo que mide 2,40 metros de largo y 0,43 de ancho en la unión de la hoja con la empuña­dura. Sólo decir para finalizar, que faltan estudios serios relativos a este período prehistórico, poco conocido en nuestra zona, pero que dará origen al que mejor está representado, que es el que corresponde a la Edad de Hierro o Cultura Castreña, del que hablaremos en el siguiente comentario.

Nota.- Como ilustraciones, tenemos, varias cuatro hachas del depósito de Estea (Saiáns); la pequeña hacha de Tallarín (Matamá) y un detalle de la representación de armas del petroglifo de “A Laxe” (Sárdoma).



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