domingo, 3 de julio de 2016
EMPORIUM, MÁS QUE UNA EXPOSICIÓN ARQUEOLÓGICA EN VIGO
Ayer me acerqué a ver la exposición Emporium, que se exhibe en el Museo Verbum, en la playa de Samil, en Vigo.
Como dice la publicidad, es un recorrido por 1.000 años de la historia comercial de nuestra ciudad y área de influencia. Pero que recorrido!. Pienso que con la información y datos que aporta se podían hacer cuatro de la misma, con su mismo contenido.
Es densa pero necesaria. Es divulgativa, pero hay mucho que decir. En definitiva es una macro exposición, que aunque llegue a muchas personas, va a ser un oasis en el desierto de la investigación arqueológica en nuestra zona, pues la gran mayoría de las excepcionales piezas que se muestran , apenas poseen un estudio de las mismas y menos aún, no se posee aún ahora las memorias de las excavaciones arqueológicas de donde salieron.
Aunque no pude ver el catálogo, me informaron que existe y espero que esté a la altura de la exposición.
Felicito a los organizares de este evento por la idea y por llevarlo acabo, pues sin lugar a dudas esta muestra de objetos arqueológicos no sólo es una exposición, es el despertar de un letargo de más de una década que la investigación arqueológica viguesa no está presente en la sociedad y si no se cumple este mínimo pero esencial principio, todos el esfuerzo y dinero gastado en los trabajos para sacar a la luz, tan importantes piezas, no habría cumplido su misión y como otras muchas, dormirían por muchos años en los almacenes de los museos o lamentablemente aún peor, en poder de los directores de las intervenciones realizadas a la esprera de "un soplo divino".
Quiero animar desde está página, a las personas que se interesan por nuestro patrimonio cultural se acerquen hasta ella y disfruten de la recreación y vídeos que acompañan a los objetos que se exhiben para hacerla más comprensible al público, pero sobre todo que contemplen piezas extraordinarias que algunas sólo fueron citadas en la prensa local en el día que fueron encontradas y otras, ni tuvieron esa suerte.
Nota.- Acompañan este pequeño comentario, varias fotografías de la citada exposición, de la autoría de mi amigo Jesús Pexegueiro Hermida .
lunes, 10 de febrero de 2014
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (y XIV)
Bibliografía:
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Nota.- Enas las fotografías, tres publicaciones monográficas sobre el castro de Vigo: las dos primeras corresponden a la síntesis de las memorias de las excavaciones arqueológcas desarrolladas de 1981 a 1983; y la otra, es de caracter netamente divulgativo y de información del yacimiento arqueológico.
domingo, 9 de febrero de 2014
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (XIII)
Glosario
Ánfora: vasija romana
de gran tamaño con dos asas utilizada para el transporte, fundamentalmente por
vía marítima, de sólidos como la sal y líquidos como el aceite y el vino.
Arybalos: recipiente
pequeño, de forma globular empleado para guardar perfumes, elaborado en pasta
vítrea. La mayoría de los que conocemos en Galicia son de origen púnico.
Caetra: pequeño
escudo redondo, muy característico de la cultura castreña que aparece
representado con frecuencia en las esculturas de los llamados guerreros
castreños. Por ampliación, también se denomina así una moneda acuñada en época
de Augusto que lleva representado en el reverso este tipo de escudo y que
aparece con frecuencia en el noroeste.
Dolio / dolium: gran
recipiente cerámico, generalmente de forma globular, utilizado para guardar
alimentos sólidos o líquidos. Su uso es muy frecuente en época romana, pero
también se conocen ejemplares procedentes de castros romanizados.
Fíbula: broche a modo
de imperdible utilizado para la sujeción de la ropa. En el mundo castreño y
romano, existen una gran variedad de modalidades con múltiples cronologías.
Fusayola: pieza
circular realizada generalmente en cerámica o piedra con un agujero central que
entre los múltiples usos que puede tener predomina la idea de que se utilizaría
para formar parte de los husos utilizados en el hilado.
Ímbrice: tipo de teja
curva alargada y acanalada de época romana, pero que también aparece en
yacimientos castreños romanizados. Generalmente se utilizaba para cubrir los
bordes de las tejas planas o tegulae.
Lucerna: lámpara de
época romana que ilumina mediante una mecha y aceite, generalmente realizadas
en cerámica o bronce. Existen varias modalidades cuya tipología proporciona
datos cronológicos. Algunos ejemplares se documentan en época castreña gracias
al comercio de importación.
Lúnula: adorno
metálico a modo de colgante que recibe este nome pola súa forma de lúa
crecente. Se conocen ejemplares sobre todo en la orivería castreña.
Paredes finas: término
utilizado para designar un tipo de cerámica romana, generalmente de mesa, que
tiene unas paredes muy delgadas. Aparecen en castros romanizados y proceden de
los talleres de Melgar de Tera (Zamora), aunque muchas veces son simples
imitaciones.
Pondos: pesa de
telar, generalmente de forma piramidal, con un agujero en su parte superior
para colgarla del telar.
Sítula: tipo de
recipiente de metal de forma cilíndrica u oval, generalmente provisto de un asa
móvil. Los remaches donde se articula el asa suelen estar ricamente decorados,
en algunos casos con mascarones.
Sigillata: tipo de
cerámica de mesa de gran calidad y de color rojizo, realizada a molde. Existen
distintas tipologías que abarcan una amplia cronología.
Tégula: tipo de teja
plana con los bordes realzados de época romana. Algunas llevan marcas digitales
y cuando se fabrican en una olería militar llevan el nombre de la unidad
militar que las fabricó.
Nota.- Enas fotografías, de arriba hacia abajo, "tégula" en "situ" localizada en la campaña de 1985; fragmento de lucerna encontrada en la excavación de 1982; fragmento de "sillata" itálica, envcontrado en la misma campaña arqueológica; y por último, otra tégula "in situ" localizada "in situ" sonre un pavimento exvadado en la roca base, en un sondeo.
sábado, 8 de febrero de 2014
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (XII)
Conclusiones
De nuestra primera aproximación
histórica y arqueológica al Castro de Vigo, podemos extraer, en primer lugar,
algunas ideas
relativas a la cultura castreña y a la romanización viguesa.
Nos hemos acercado a un
poblamiento castreño que tendría su origen en la acrópolis del monte, desde
donde se iría expandiendo por las laderas, siendo esta última parte ocupada
sería la que encontramos hoy totalmente destrozada por la actividad humana
-especialmente por la construcción de la fortaleza del XVII- realizada en el lugar durante los siglos
siguientes. Como veíamos también indirectamente, los resultados obtenidos
durante las ocho campañas de excavación se reducen a las intervenciones de la
zona NW del yacimiento, así como a la ladera opuesta.
A partir de los datos del
registro arqueológico, en especial a partir de la gran cantidad de material de
importación romana, los especialistas destacan la importancia del puerto de Vigo como un centro fundamental para el comercio del
norte peninsular
en época romana. Hidalgo Cuñarro (HIDALGO, 1997 A) cree en la
posibilidad de que en un primer momento este puerto actuase simplemente como un
punto de recalada para el abastecimiento de agua y comida, pasando más tarde a
producirse intercambios a mayor escala: importación de productos de lujo a
cambio de materias primas, sin abandonar la provisión de alimentos e
instrumentos necesarios para continuar la navegación (HIDALGO, 1994-1995). La
enorme extensión del castro (17
ha) reforzaría la idea de la importancia de Vigo en la Antigüedad.
La cultura material del castro
llevó también a los arqueólogos a establecer la época de auge del poblamiento alrededor de mediados del siglo I
d.C. (como
revelan claramente los abundantes vestigios cerámicos y numismáticos, además
del hecho de que reciba población de otros pequeños castros y se intensifiquen
sus relaciones comerciales con Italia, Francia y el sur de la península
Ibérica), decayendo
progresivamente
hasta llegar a un siglo II d.C. en el que ya comienza la despoblación. De forma paralela a la pérdida de población
del castro de Vigo, se produce un aumento demográfico en el Vicus Heleni
(siglos II-IV d.C.), en las cercanías del pequeño embarcadero de la calle
Hospital y en las villas marítimas dedicadas a la fabricación de salazones que
jalonan el litoral de esta zona (entre las que cabe destacar Villa de Toralla)
. El estudio del Castro de Vigo
resulta de suma relevancia, por tanto, para estudiar la evolución de la
sociedad castreña a la galaico-romana –poniendo en evidencia, en contra de la
opinión tradicional, la temprana romanización en esta zona del Noroeste peninsular; a la vez que permite el
análisis de las relaciones comerciales que mantiene este territorio con otros puntos
europeos.
Además de lo anteriormente
expuesto, las investigaciones realizadas en el Castro de Vigo contribuyeron,
mediante su aportación material, a la destrucción de dos tópicos historiográficos: el de la Galicia celta y el de la
romanización galaica como un proceso violento. En opinión de Hidalgo Cuñarro, este poblado castreño y
galaico-romano prueba la necesidad de revisar la hipótesis de la migración
céltica, a la vez que lleva a la certeza de que el primer contacto
indígena-romano tuvo un carácter pacífico y pactual, una vez conquistada
belicosamente el norte de Portugal y el área leonesa.
Además de estas conclusiones de
tipo estrictamente histórico, durante el desarrollo de este trabajo sobre el
Castro de Vigo hemos podido detectar la imperiosa necesidad de un nuevo
estudio sobre este yacimiento: un estudio sistemático de ordenación de los
datos arqueológicos disponibles, que, con una intención sintética, haga
hincapié en la interpretación histórica de las estructuras y los
materiales más significativos. Hasta la fecha, la bibliografía tiene o bien un carácter
netamente monográfico –centrándose en una campaña determinada o en un aspecto
concreto de la cultura material, como puede ser la cerámica-, o bien un
carácter excesivamente didáctico y divulgativo –como es el caso de muchas
pequeñas publicaciones del Museo Municipal.
En este sentido, nuestro ejercicio intenta
aproximarse a una visión global y actualizada de los conocimientos sobre el
Castro de Vigo, aunque con las limitaciones propias de la formación e
inexperiencia de las autoras. Sería necesario, pues, un trabajo riguroso y profesional, del
que nuestra labor no podría considerarse más que un boceto.
Ese trabajo de investigación
exhaustivo podría resultar de utilidad para levantar
sobre sus bases un proyecto de limpieza, consolidación y conservación sólido
y eficaz, que preserve la riqueza arqueológica del yacimiento para el
disfrute inmediato de los ciudadanos (acondicionando el Monte del Castro de
forma global) y para las inquietudes de los investigadores (incorporando este
campo entre los objetivos del nuevo proyecto de musealización del Concello, dinamizando
el papel del Museo o, dicho sea de paso, facilitando el acceso a materiales
como los del Almacén de la
Sección de Arqueología).
Todo este proceso de revisión, actualización, profundización y
difusión del estudio del Castro de Vigo sería sumamente interesante, porque
sólo desde el conocimiento –y no desde el uso lúdico-turístico, siempre superficial y efímero- se hace realmente
valorable nuestro patrimonio arqueológico.
Nota.- En las fotografías, de arriba hacia abajo: Hogar de una vivienda del siglo I. antes de Jesucristo; fondo de cabaña excavado en la roca base, del siglo III antes de Jesucristo; cerámica pintada romana, de alfares penínulares; vivienda galaico-romana del siglo I después de Jesucristo; y monedas romanas de bronce, de los emperadores Octavio Augusto y Tiberio.
viernes, 7 de febrero de 2014
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (XI)
Estado actual y problemática
Bajo este epígrafe, intentaremos sintetizar los elementos que
definen el estado de conservación en el que se encuentra en la actualidad el
Castro de Vigo. Para ello nos nutriremos de nuestra experiencia directa sobre
el terreno, infinitamente enriquecida por los comentarios, aclaraciones y
precisiones in situ de José Manuel Hidalgo Cuñarro.
Tras la campaña de 1988, se decidió abandonar la excavación
sistemática del castro, entendiendo que la realización de campañas sucesivas no
aportaría, en principio, elementos significativos para la interpretación global
del yacimiento. Los sondeos realizados por toda la superficie del monte venían
a reforzar esta idea, al confirmar sus estratigrafías la cronología general
dada al castro, como hemos visto en el cuerpo de este trabajo.
A partir de la finalización de los trabajos arqueológicos, y pese
a que se continúa trabajando sobre los materiales en el Departamento de
Prehistoria y Arqueología del Museo de Castrelos, se produce una degeneración
progresiva del entorno del yacimiento: no se regula el acceso de los
visitantes de ningún modo, ni se protegen las estructuras excavadas, dando
lugar a fenómenos tan poco favorecedores para un estado de conservación óptimo
como son los “botellones” juveniles. Sin duda, el hecho de estar el Castro de
Vigo en el centro de la ciudad y además dentro de un parque público contribuyó
a esta rápida degradación.
En el momento en el que realizamos este trabajo de aproximación
bibliográfica completado por la visita al yacimiento, se está trabajando
en la limpieza y restauración de las viviendas del área situada en la Ladera del Poniente, donde
habían aparecido las primeras estructuras. Se trata de un proyecto promovido
por el Concello de Vigo y Patrimonio Histórico y que se enmarca dentro de la
dotación presupuestaria del Plan Español para el Estímulo de la Economía y del Empleo
(Plan E). En un plazo de ocho meses, los objetivos son conservar los vestigios
excavados del castro y adecuarlos para su visita, “musealizándolos” en
el propio sitio arqueológico.
Más concretamente, se están reconstruyendo dos viviendas castreñas
y una galaico-romana, dotándolas de todos los detalles (cubierta de paja, hogar
central, bancos corridos, reproducciones de recipientes cerámicos, motivos
decorativos castreños en alguna piedra exterior, techumbre de tégulas…) que
permitirán al visitante –como pudimos comprobar personalmente aprender el modo
de vida de la población del Castro de Vigo. Se trata de tres construcciones
realizadas ex novo, con lo que no se modifica realmente ninguna de las
estructuras excavadas.
Si bien valoramos positivamente este proyecto de conservación y
musealización, no podemos dejar de mencionar que no se trata de una “puesta en
valor” integral del yacimiento: en primer lugar, porque atañe a una mínima
parte del mismo, continuando el descuido en el resto del monte en el que
se encuentra el castro; y en segundo lugar, porque en el plan previsto no
existe ningún tipo de consideración acerca de la dimensión divulgativa y
formativa que cabría esperar que tuviese.
Esta impresión subjetiva tras la visita del yacimiento sale
reforzada cuando se visita el Museo “Quiñones de León”, en el que se
aprecia un creciente desinterés
por la temática arqueológica desde que a finales de los noventa Hidalgo
abandonase su dirección. Prueba elocuente de ello es el hecho de que haya desaparecido
la Sala Monográfica
que el Castro de Vigo ocupaba dentro de la Sección de Arqueología, o que entre la plantilla
de la institución municipal no se encuentre en la actualidad ningún arqueólogo.
Los restos materiales del Castro de Vigo se dispersan en la sala
de Arqueología, entre las subsecciones de Prehistoria, Arqueología y
Romanización. A excepción de ciertas piezas, que se presentan didácticamente al
visitante mediante la reconstrucción de su uso original (como en el caso de las
fusaiolas o los pondus), consideramos deficiente su exposición,
en el sentido de que la información es la mayor parte de las veces demasiado
escueta –privilegia el dato y obvia el contexto y la interpretación-, y en
otros incluso inaccesible: por ejemplo, los números que se asignan en la
vitrina a cada objeto, para encontrar su explicación en el panel
correspondiente, son en ocasiones imposibles de identificar.
En suma, el futuro investigador sobre el Castro de Vigo tendrá que
lidiar con una problemática que abarca desde el estado de conservación del
yacimiento en sí hasta el difícil acceso al estudio de los materiales, pasando
por el desinterés de las autoridades políticas y del propio Museo al respecto.
Nota,. En las fotografías, de arriba hacia abajo: estructuras reconstruidas en la última intervención arqueológica en la ladera poniente; derrumbe de pared y tejado de una vienda romana en la zona del poniente, excavada en área, en la campaña de 1983; y por último, uno de los sondeos realizados la ladera naciente, en las excavaciones de 1987, con localización de construcciones castreñas y hoy en día cubierto de tierra.
miércoles, 5 de febrero de 2014
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (X)
Numismas
Se localizaron gran cantidad de monedas romanas, casi todas en
bronce, aunque hay algún caso de plata.
Las monedas más abundantes son las de Octavio Augusto : seis ases de bronce y un quinario de plata con cecas en Celsa,
Calagurris, Caesar Augusta, Évora y Emérita Augusta. Hay también una moneda de
Agripa (un sextercio con la siguiente cronología: 39-27 a.C.), un as de la Caetra, con ceca en el
Noroeste peninsular, de Tiberio (14-37 d.C.), y una pieza de una ceca de Gades
(45 a.C-
época de Claudio). También se han encontrado un denario de plata de Vitelio, un
dupondio de Rómula Augusta de Trajano y un as de cobre de Adriano.
Restos metálicos
En el yacimiento que estamos estudiando han aparecido numerosos
clavos de hierro, arcos, argollas, láminas, placas, hojas de sierra,
hojas de cuchillos, puntas de lanzas, jabalinas…
En cuanto al bronce, se han documentado diversos tipos de
fíbulas, como las de charnela, las transmontanas, las de largo travesaño sin
espira, en omega y en forma de lunulae; alfileres, tijeras, asas de sítulas o dedales.
Restos de
vidrio
Son bastante frecuentes los fragmentos pertenecientes a
botellas, cuencos de costillas, fichas de juegos (tessalae, en época
romana) y cuentas de collar o de pulsera. Otros restos pertenecen a recipientes
sin identificar, de diferentes coloraciones (azules, marrones, verdes). Abundan
las fichas de juego –que suelen ser redondas y aplanadas, de tonalidad
blanca y azul- y también las cuentas de pasta vítrea de color
azul o amarillo, e incluso algunas con varios colores.
Restos líticos
Los restos de piedra más abundantes en el castro son los molinos
circulares, algunos de los cuales estaban formando parte del muro de una
vivienda, lo que indica una reutilización de los mismos.
Existen también “poutadas” o pesos de red hechos en
cuarcita, lo que evidencia cierta actividad pesquera, y algunas gemas
que se engastarían en anillos u otro tipo de joyas; piedras de afilar y
alisar, hachas pulimentadas, etc. Sin duda, el material más
interesante de los pétreos es un entalle de ágata que representa una
cuadriga con su auriga, que se puede fechar en torno a la mitad del siglo I d.C .
Restos faunísticos
Una de las campañas que proporcionó más información con respecto a
este punto fue la de 1987( HIDALGO, 1992-93), en la que se localizó un pequeño “concheiro”, con gran cantidad de huesos de animales, que se pudieron
identificar como de canis familiaris (perro), lepus capensis
(liebre), sus (cerdo), bufo bufo (sapo) y gallus domesticus
(gallina), todos ellos interesantes para el conocimiento de las actividades
agropecuarias.
Además de estos huesos, también se han podido documentar en el
castro restos de productos marinos, como lapas, caramujos, berberechos,
ostras, vieiras, navajas o mejillones, siendo estos restos realmente
interesantes para estudiar la dieta alimenticia de los habitantes del
Castro de Vigo.
En definitiva, y a partir de la cultura material, se puede
observar en el castro un fuerte y temprano contacto con el mundo romano,
como atestiguan las dataciones arqueológicas de los materiales de importación.
Este contacto, como habíamos visto al estudiar las estructuras del yacimiento,
provoca transformaciones socioeconómicas que repercuten en la tipología
constructiva y la utilización de los espacios. Con todo esto, el sitio
arqueológico del Castro de Vigo nos documenta ampliamente la fase de transición
de la cultura castreña a la galaico-romana.
Nota.- En las fotografías y de arriba hacia abajo: Monedas imperiales romanas de bronce, entalle de ágata de anillo romano; y fíbula de bronce del tipo "trasmontano".
EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (IX)
Cerámica Romana Fina
De cerámica campaniense se han detectado con
seguridad fragmentos del tipo A y B, y se cree que hay fragmentos que podrían
corresponderse con el tipo C (HIDALGO, 1997 A). Los especialistas creen también que
estos fragmentos pertenecerían a diferentes páteras. Algunas de estas cerámicas
se relacionan directamente con el fondo de cabaña encontrado en la campaña de
1986, fechando perfectamente esta estructura en torno al siglo II a.C.
La cerámica fina más abundante en el castro de Vigo es
sin duda alguna la “terra sigillata”, en sus modalidades itálica, gálica e
hispánica. Muchas de las sigillatas itálicas conservan las marcas de
alfarero que identifican a sus talleres de la comarca de Arezzo. Un ejemplo
sería el fragmento, con la marca in planta pedis, en el que se puede
leer: …R....CI...
También abundan las sigillatas gálicas, entre
las que destaca un fragmento que representa un grifo alado. Pero de todos los
tipos de sigillata, la que mayor presencia tiene en el castro de Vigo es la
hispánica, con gran variedad de motivos decorativos. Con frecuencia, presentan
marcas de alfarero que indican una procedencia diversa: de Jaén, de la zona de la Rioja, etc.
Sin embargo, la sigillata más significativa del castro
es la sigillata marmorata, detectada durante la campaña de 1981. Se
trata de tres extraños fragmentos pertenecientes al borde de pequeñas vasijas,
posiblemente de las formas Ritt. 8. y Drag. . Con probabilidad, serían pequeñas
copas para salsas. Provienen del famoso taller gálico de la Graufesenque, y
cronológicamente se fechas entre Claudio y Vespasiano. La extrañeza de estos
fragmentos reside en el hecho de que en Galicia, además del caso vigués, sólo
se ha podido documentar sigillata marmorata en Lucus Augusti (Lugo), pero en
escasa cantidad.
Además de la variedad de sigillatas, existen otros
tipos de cerámica fina, como son la cerámica pintada –de pasta de color claro y
la pintura de color ocre o marrón, cuyos
talleres posiblemente estén situados en el Norte de Portugal; o los
fragmentos de lucernas que se pueden fechar hacia época julio-claudia. Destaca
en este sentido un fragmento de lucerna de volutas que conserva parte de
una Niké o diosa alada de la victoria .
Cerámica Romana
Común
Según su función, se puede clasificar en cerámica de cocina,
de mesa y de transporte.
Son muy numerosos los restos de cerámica común que nos
refiere la bibliografía especializada. Destaca una jarra localizada en la
campaña de 1984 que posee en la parte central de su cuerpo un “graffiti” de una
rosácea de seis pétalos inscrita en una circunferencia: mide 20 cm de altura y 8,5 cm de diámetro en su
boca, con un asa de sección elíptica. El graffiti se puede fechar hacia la
primera mitad del siglo II d.C., por analogía con los que se observan en las
estelas funerarias romanas de la calle Pontevedra (HIDALGO, 1997 A).
La cerámica común de mayor presencia en el Castro de Vigo viene
dada por las ánforas, siendo especialmente abundantes las imperiales hispánicas
(de la familia de las Haltern 70: I-III d.C.), utilizadas para transportar
salazones. Además de las Haltern 70, se han encontrado fragmentos de Dressel I
en sus variantes A, B y C (II a.C. – época augústea), que se considera un
auténtico fósil-director.
El ánfora completa localizada en 1987 en lo que podría ser un
basurero de ánforas, del tipo Haltern 70, es uno de los materiales más
significativos del yacimiento.
Además de las ánforas, también se han encontrado diversas pesas de
telar o “pondus” y materiales de construcción romanos, como numerosas tégulas.
Nota.- En las fotografías de arriba hacia abajo: jarra romana con "grafitti" de una rosácea incricta en un círculo, fragmento de "terra silligata" sudgálica con marca de alfarero y ánfora imperial romana entera.
Nota.- En las fotografías de arriba hacia abajo: jarra romana con "grafitti" de una rosácea incricta en un círculo, fragmento de "terra silligata" sudgálica con marca de alfarero y ánfora imperial romana entera.
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