domingo, 1 de agosto de 2010

PRODUCTOS COMPRADOS POR LOS HABITANTES DEL CASTRO DE VIGO

En los tres primeros siglos de nuestra era se detectaron frecuentes relaciones comerciales atlánticas, que tendrían su precedente en contactos comerciales anteriores a la llegada definitiva de las tropas romanas a nuestras costas

Son muy numerosas las evidencias arqueológicas que nos documentan la existencia de contactos comercia­les atlánticos entre el litoral vigués y diferentes puntos geográficos de la Península Ibérica, Sur de Francia e Italia en época romana.

Ya en un momento anterior a lo que podemos llamar dominación romana de la zona (hacia el último tercio el siglo I antes de Jesucristo), existen estos intercambios comerciales, que nos vienen reflejados en los hallazgos de cerámicas campanienses encon­tradas en el castro de la isla de Toralla y el Castro de Vigo. Este tipo de cerámicas se caracteriza por poseer un barniz negro (a imitación de los vasos cerámicos griegos), proceden de la Campania (Italia) y podemos fecharlas hacia el siglo II antes de Jesucristo.

Son como dijimos anteriormente, múltiples los testigos arqueológicos que nos confirman la existencia de un tráfico comercial en el Vigo romano, detectado en diferentes puntos gra­cias al hallazgo de diversos objetos o piezas arqueológicas datables en dicha época.

Así podemos decir que en la cons­trucción de la dársena número 2 de nuestro puerto y procedente del fon­do marino, se puede contemplar en la Sala de Arqueología del Museo Muni­cipal "Quiñones de León", una ánfora vinaria casi completa, que podría da­tarse hacia el cambio de era.

Las ánforas

Con motivo de las dragas que hi­cieron posible la realización de la dár­sena n° 1 del puerto, anotamos asi­mismo que se recogieron diferentes fragmentos anfóricos. Estos ya son de época un poco más tardía y posible­mente con función diferente, pues po­dría haber transportado olivas, algu­nas de estas ánforas.

Siguiendo con restos submarinos de épocas romana localizados en el litoral vigués, poseemos numerosos fragmentos de ánforas (algunas casi enteras) encontradas en el conocido "Cabo do Mar", frente a la playa de "Os Olmos", fechables hacia los si­glos I-II después de Jesucristo y que se encuentran depositadas en el Mu­seo Municipal "Quiñones de León" de Vigo. Estos restos anfóricos podrían estar revelando un barco romano hundido en dicha zona, circunstancia nada extraña teniendo en cuenta lo peligroso que resulta para la navega­ción en torno a ese accidente geográ­fico. Posiblemente la mercancía que transportaban estos grandes reci­pientes cerámicos serían salsas de pescado, el famoso "garum” bético .

Dejando aparte los restos submari­nos que nos documentan el tráfico comercial atlántico que existía en la costa viguesa en época romana, te­nemos que son muy frecuentes los hallazgos arqueológicos, proceden­tes de dicho comercio, encontrados en tierra firme y en diferentes asenta­mientos de esa época en la comarca viguesa: nos referimos a diferentes castras ribereños en los cuales se han encontrado abundantes vestigios anfóricos y a las cerámicas finas de importación localizadas en la villas romanas ubicadas en la playa de Sobreira y en Toralla (frente a la isla del mismo nombre).

El Castro

Pero sin lugar, el yacimiento clave para medir mejor y estudiar en su conjunto este comercio romano, es el castro de Vigo, emplazado en pleno corazón de la ciudad y dominando todo el valle que se extiende a sus pies Por las excavaciones arqueoló­gicas en ese habitat protohistórico po­demos distinguir diferentes objetos procedentes de un comercio de im­portación que, mayoritariamente, por no decir en su totalidad, posiblemen­te se realizó por vía marítima.

Así tenemos numerosos fragmen­tos de "terra sigillata" (cerámica fina de barniz rojizo), que según de donde proceda se le denominará "itálica", sugálica o hispánica. Cronológica­mente hablando, las más antiguas son las primeras, que podríamos si­tuar hacia principios de nuestra era; las segundas pueden llegar hasta el 150 después de Jesucristo; y por últi­mo las hispánicas, en su mayor parte copia de las anteriores, ocupan los tres primeros siglos de nuestra era. Algunas de estas vasijas poseen la marca del alfarero que produjo dicho recipiente cerámico y con ello pode­mos decir el lugar de donde vino y su cronología de forma mucho más aproximada.

También como vasijas de lujo e im­portación romanas se pueden consi­derar diferentes fragmentos de lucer­nas encontrados; recipientes de ba­rro cocido de finas paredes y decora­dos a la barbotina; y también los que presentan una decoración pintada de motivos geométricos.

Además de cerámica fina, en el castro de Vigo se recogieron numero­sas cerámicas romanas comunes, de cocina y mesa, así como de transpor­te o almacenamiento de víveres. Des­tacamos las grandes cantidades de fragmentos de ánforas que llevaban vino y salsas de pescado.

Comercio atlántico

Pero no sólo se importaban objetos cerámicos sino también otras piezas de diferentes materiales (manufactu­rados) y diverso valor, que darían a su poseedor cierto prestigio social dentro de la comunidad en la que habitaba.

Tenemos así el extraordinario enta­lle o piedra de anillo que representa a una cuadriga y un auriga; múltiples fragmentos de vidrio correspondien­te a cuencos con decoración de costillas y de diferentes tonalidades, así como cuentas de pasta vítrea de collares o pulseras; etc.

En esta primera aproximación al es­tudio del puerto de Vigo en época romana, podemos apuntar que nues­tra ciudad debió de poseer, en los tres primeros siglos de nuestra era, unas importantes y frecuentes rela­ciones comerciales atlánticas, que tendrían su precedente en contactos comerciales anteriores a la llegada definitiva de las tropas romanas a nuestras costas y a la dominación efectiva de las mismas.

Este comercio nos habla, sin duda, de la importancia y relevancia que poseía la ciudad de Vigo en dicha época, al disponer sus habitantes (o parte de ellos, más lógicamente) de un excedente económico de produc­ción suficiente para realizar dichos intercambios comerciales, destina­dos a adquirir productos de importa­ción romanos.

Nota.- En las fotografías que se reproducen, se puede ver una ánfora casi entera encontrada en el fondo marino de nuestro puerto y un fragmento de “terra sigillata” hispánica decorada, encontrada en una de las excavaciones del castro de Vigo

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