En los tres primeros siglos de nuestra era se detectaron frecuentes relaciones comerciales atlánticas, que tendrían su precedente en contactos comerciales anteriores a la llegada definitiva de las tropas romanas a nuestras costas
Son muy numerosas las evidencias arqueológicas que nos documentan la existencia de contactos comerciales atlánticos entre el litoral vigués y diferentes puntos geográficos de
Ya en un momento anterior a lo que podemos llamar dominación romana de la zona (hacia el último tercio el siglo I antes de Jesucristo), existen estos intercambios comerciales, que nos vienen reflejados en los hallazgos de cerámicas campanienses encontradas en el castro de la isla de Toralla y el Castro de Vigo. Este tipo de cerámicas se caracteriza por poseer un barniz negro (a imitación de los vasos cerámicos griegos), proceden de
Son como dijimos anteriormente, múltiples los testigos arqueológicos que nos confirman la existencia de un tráfico comercial en el Vigo romano, detectado en diferentes puntos gracias al hallazgo de diversos objetos o piezas arqueológicas datables en dicha época.
Así podemos decir que en la construcción de la dársena número 2 de nuestro puerto y procedente del fondo marino, se puede contemplar en
Las ánforas
Con motivo de las dragas que hicieron posible la realización de la dársena n° 1 del puerto, anotamos asimismo que se recogieron diferentes fragmentos anfóricos. Estos ya son de época un poco más tardía y posiblemente con función diferente, pues podría haber transportado olivas, algunas de estas ánforas.
Siguiendo con restos submarinos de épocas romana localizados en el litoral vigués, poseemos numerosos fragmentos de ánforas (algunas casi enteras) encontradas en el conocido "Cabo do Mar", frente a la playa de "Os Olmos", fechables hacia los siglos I-II después de Jesucristo y que se encuentran depositadas en el Museo Municipal "Quiñones de León" de Vigo. Estos restos anfóricos podrían estar revelando un barco romano hundido en dicha zona, circunstancia nada extraña teniendo en cuenta lo peligroso que resulta para la navegación en torno a ese accidente geográfico. Posiblemente la mercancía que transportaban estos grandes recipientes cerámicos serían salsas de pescado, el famoso "garum” bético .
Dejando aparte los restos submarinos que nos documentan el tráfico comercial atlántico que existía en la costa viguesa en época romana, tenemos que son muy frecuentes los hallazgos arqueológicos, procedentes de dicho comercio, encontrados en tierra firme y en diferentes asentamientos de esa época en la comarca viguesa: nos referimos a diferentes castras ribereños en los cuales se han encontrado abundantes vestigios anfóricos y a las cerámicas finas de importación localizadas en la villas romanas ubicadas en la playa de Sobreira y en Toralla (frente a la isla del mismo nombre).
El Castro
Pero sin lugar, el yacimiento clave para medir mejor y estudiar en su conjunto este comercio romano, es el castro de Vigo, emplazado en pleno corazón de la ciudad y dominando todo el valle que se extiende a sus pies Por las excavaciones arqueológicas en ese habitat protohistórico podemos distinguir diferentes objetos procedentes de un comercio de importación que, mayoritariamente, por no decir en su totalidad, posiblemente se realizó por vía marítima.
Así tenemos numerosos fragmentos de "terra sigillata" (cerámica fina de barniz rojizo), que según de donde proceda se le denominará "itálica", sugálica o hispánica. Cronológicamente hablando, las más antiguas son las primeras, que podríamos situar hacia principios de nuestra era; las segundas pueden llegar hasta el 150 después de Jesucristo; y por último las hispánicas, en su mayor parte copia de las anteriores, ocupan los tres primeros siglos de nuestra era. Algunas de estas vasijas poseen la marca del alfarero que produjo dicho recipiente cerámico y con ello podemos decir el lugar de donde vino y su cronología de forma mucho más aproximada.
También como vasijas de lujo e importación romanas se pueden considerar diferentes fragmentos de lucernas encontrados; recipientes de barro cocido de finas paredes y decorados a la barbotina; y también los que presentan una decoración pintada de motivos geométricos.
Además de cerámica fina, en el castro de Vigo se recogieron numerosas cerámicas romanas comunes, de cocina y mesa, así como de transporte o almacenamiento de víveres. Destacamos las grandes cantidades de fragmentos de ánforas que llevaban vino y salsas de pescado.
Comercio atlántico
Pero no sólo se importaban objetos cerámicos sino también otras piezas de diferentes materiales (manufacturados) y diverso valor, que darían a su poseedor cierto prestigio social dentro de la comunidad en la que habitaba.
Tenemos así el extraordinario entalle o piedra de anillo que representa a una cuadriga y un auriga; múltiples fragmentos de vidrio correspondiente a cuencos con decoración de costillas y de diferentes tonalidades, así como cuentas de pasta vítrea de collares o pulseras; etc.
En esta primera aproximación al estudio del puerto de Vigo en época romana, podemos apuntar que nuestra ciudad debió de poseer, en los tres primeros siglos de nuestra era, unas importantes y frecuentes relaciones comerciales atlánticas, que tendrían su precedente en contactos comerciales anteriores a la llegada definitiva de las tropas romanas a nuestras costas y a la dominación efectiva de las mismas.
Este comercio nos habla, sin duda, de la importancia y relevancia que poseía la ciudad de Vigo en dicha época, al disponer sus habitantes (o parte de ellos, más lógicamente) de un excedente económico de producción suficiente para realizar dichos intercambios comerciales, destinados a adquirir productos de importación romanos.
Nota.- En las fotografías que se reproducen, se puede ver una ánfora casi entera encontrada en el fondo marino de nuestro puerto y un fragmento de “terra sigillata” hispánica decorada, encontrada en una de las excavaciones del castro de Vigo
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