Estado actual y problemática
Bajo este epígrafe, intentaremos sintetizar los elementos que
definen el estado de conservación en el que se encuentra en la actualidad el
Castro de Vigo. Para ello nos nutriremos de nuestra experiencia directa sobre
el terreno, infinitamente enriquecida por los comentarios, aclaraciones y
precisiones in situ de José Manuel Hidalgo Cuñarro.
Tras la campaña de 1988, se decidió abandonar la excavación
sistemática del castro, entendiendo que la realización de campañas sucesivas no
aportaría, en principio, elementos significativos para la interpretación global
del yacimiento. Los sondeos realizados por toda la superficie del monte venían
a reforzar esta idea, al confirmar sus estratigrafías la cronología general
dada al castro, como hemos visto en el cuerpo de este trabajo.
A partir de la finalización de los trabajos arqueológicos, y pese
a que se continúa trabajando sobre los materiales en el Departamento de
Prehistoria y Arqueología del Museo de Castrelos, se produce una degeneración
progresiva del entorno del yacimiento: no se regula el acceso de los
visitantes de ningún modo, ni se protegen las estructuras excavadas, dando
lugar a fenómenos tan poco favorecedores para un estado de conservación óptimo
como son los “botellones” juveniles. Sin duda, el hecho de estar el Castro de
Vigo en el centro de la ciudad y además dentro de un parque público contribuyó
a esta rápida degradación.
En el momento en el que realizamos este trabajo de aproximación
bibliográfica completado por la visita al yacimiento, se está trabajando
en la limpieza y restauración de las viviendas del área situada en la Ladera del Poniente, donde
habían aparecido las primeras estructuras. Se trata de un proyecto promovido
por el Concello de Vigo y Patrimonio Histórico y que se enmarca dentro de la
dotación presupuestaria del Plan Español para el Estímulo de la Economía y del Empleo
(Plan E). En un plazo de ocho meses, los objetivos son conservar los vestigios
excavados del castro y adecuarlos para su visita, “musealizándolos” en
el propio sitio arqueológico.
Más concretamente, se están reconstruyendo dos viviendas castreñas
y una galaico-romana, dotándolas de todos los detalles (cubierta de paja, hogar
central, bancos corridos, reproducciones de recipientes cerámicos, motivos
decorativos castreños en alguna piedra exterior, techumbre de tégulas…) que
permitirán al visitante –como pudimos comprobar personalmente aprender el modo
de vida de la población del Castro de Vigo. Se trata de tres construcciones
realizadas ex novo, con lo que no se modifica realmente ninguna de las
estructuras excavadas.
Si bien valoramos positivamente este proyecto de conservación y
musealización, no podemos dejar de mencionar que no se trata de una “puesta en
valor” integral del yacimiento: en primer lugar, porque atañe a una mínima
parte del mismo, continuando el descuido en el resto del monte en el que
se encuentra el castro; y en segundo lugar, porque en el plan previsto no
existe ningún tipo de consideración acerca de la dimensión divulgativa y
formativa que cabría esperar que tuviese.
Esta impresión subjetiva tras la visita del yacimiento sale
reforzada cuando se visita el Museo “Quiñones de León”, en el que se
aprecia un creciente desinterés
por la temática arqueológica desde que a finales de los noventa Hidalgo
abandonase su dirección. Prueba elocuente de ello es el hecho de que haya desaparecido
la Sala Monográfica
que el Castro de Vigo ocupaba dentro de la Sección de Arqueología, o que entre la plantilla
de la institución municipal no se encuentre en la actualidad ningún arqueólogo.
Los restos materiales del Castro de Vigo se dispersan en la sala
de Arqueología, entre las subsecciones de Prehistoria, Arqueología y
Romanización. A excepción de ciertas piezas, que se presentan didácticamente al
visitante mediante la reconstrucción de su uso original (como en el caso de las
fusaiolas o los pondus), consideramos deficiente su exposición,
en el sentido de que la información es la mayor parte de las veces demasiado
escueta –privilegia el dato y obvia el contexto y la interpretación-, y en
otros incluso inaccesible: por ejemplo, los números que se asignan en la
vitrina a cada objeto, para encontrar su explicación en el panel
correspondiente, son en ocasiones imposibles de identificar.
En suma, el futuro investigador sobre el Castro de Vigo tendrá que
lidiar con una problemática que abarca desde el estado de conservación del
yacimiento en sí hasta el difícil acceso al estudio de los materiales, pasando
por el desinterés de las autoridades políticas y del propio Museo al respecto.
Nota,. En las fotografías, de arriba hacia abajo: estructuras reconstruidas en la última intervención arqueológica en la ladera poniente; derrumbe de pared y tejado de una vienda romana en la zona del poniente, excavada en área, en la campaña de 1983; y por último, uno de los sondeos realizados la ladera naciente, en las excavaciones de 1987, con localización de construcciones castreñas y hoy en día cubierto de tierra.
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