viernes, 7 de febrero de 2014

EL CASTRO DE VIGO: ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES (XI)




 
 

 Estado actual y problemática
Bajo este epígrafe, intentaremos sintetizar los elementos que definen el estado de conservación en el que se encuentra en la actualidad el Castro de Vigo. Para ello nos nutriremos de nuestra experiencia directa sobre el terreno, infinitamente enriquecida por los comentarios, aclaraciones y precisiones in situ de José Manuel Hidalgo Cuñarro.
Tras la campaña de 1988, se decidió abandonar la excavación sistemática del castro, entendiendo que la realización de campañas sucesivas no aportaría, en principio, elementos significativos para la interpretación global del yacimiento. Los sondeos realizados por toda la superficie del monte venían a reforzar esta idea, al confirmar sus estratigrafías la cronología general dada al castro, como hemos visto en el cuerpo de este trabajo.
A partir de la finalización de los trabajos arqueológicos, y pese a que se continúa trabajando sobre los materiales en el Departamento de Prehistoria y Arqueología del Museo de Castrelos, se produce una degeneración progresiva del entorno del yacimiento: no se regula el acceso de los visitantes de ningún modo, ni se protegen las estructuras excavadas, dando lugar a fenómenos tan poco favorecedores para un estado de conservación óptimo como son los “botellones” juveniles. Sin duda, el hecho de estar el Castro de Vigo en el centro de la ciudad y además dentro de un parque público contribuyó a esta rápida degradación.
En el momento en el que realizamos este trabajo de aproximación bibliográfica completado por la visita al yacimiento, se está trabajando en la limpieza y restauración de las viviendas del área situada en la Ladera del Poniente, donde habían aparecido las primeras estructuras. Se trata de un proyecto promovido por el Concello de Vigo y Patrimonio Histórico y que se enmarca dentro de la dotación presupuestaria del Plan Español para el Estímulo de la Economía y del Empleo (Plan E). En un plazo de ocho meses, los objetivos son conservar los vestigios excavados del castro y adecuarlos para su visita, “musealizándolos” en el propio sitio arqueológico.
Más concretamente, se están reconstruyendo dos viviendas castreñas y una galaico-romana, dotándolas de todos los detalles (cubierta de paja, hogar central, bancos corridos, reproducciones de recipientes cerámicos, motivos decorativos castreños en alguna piedra exterior, techumbre de tégulas…) que permitirán al visitante –como pudimos comprobar personalmente aprender el modo de vida de la población del Castro de Vigo. Se trata de tres construcciones realizadas ex novo, con lo que no se modifica realmente ninguna de las estructuras excavadas. 
Si bien valoramos positivamente este proyecto de conservación y musealización, no podemos dejar de mencionar que no se trata de una “puesta en valor” integral del yacimiento: en primer lugar, porque atañe a una mínima parte del mismo, continuando el descuido en el resto del monte en el que se encuentra el castro; y en segundo lugar, porque en el plan previsto no existe ningún tipo de consideración acerca de la dimensión divulgativa y formativa que cabría esperar que tuviese.
Esta impresión subjetiva tras la visita del yacimiento sale reforzada cuando se visita el Museo “Quiñones de León”, en el que se aprecia  un creciente desinterés por la temática arqueológica desde que a finales de los noventa Hidalgo abandonase su dirección. Prueba elocuente de ello es el hecho de que haya desaparecido la Sala Monográfica que el Castro de Vigo ocupaba dentro de la Sección de Arqueología, o que entre la plantilla de la institución municipal no se encuentre en la actualidad ningún arqueólogo.
Los restos materiales del Castro de Vigo se dispersan en la sala de Arqueología, entre las subsecciones de Prehistoria, Arqueología y Romanización. A excepción de ciertas piezas, que se presentan didácticamente al visitante mediante la reconstrucción de su uso original (como en el caso de las fusaiolas o los pondus), consideramos deficiente su exposición, en el sentido de que la información es la mayor parte de las veces demasiado escueta –privilegia el dato y obvia el contexto y la interpretación-, y en otros incluso inaccesible: por ejemplo, los números que se asignan en la vitrina a cada objeto, para encontrar su explicación en el panel correspondiente, son en ocasiones imposibles de identificar.
En suma, el futuro investigador sobre el Castro de Vigo tendrá que lidiar con una problemática que abarca desde el estado de conservación del yacimiento en sí hasta el difícil acceso al estudio de los materiales, pasando por el desinterés de las autoridades políticas y del propio Museo al respecto.
Nota,. En las fotografías, de arriba hacia abajo: estructuras reconstruidas en la última intervención arqueológica en la ladera poniente; derrumbe de pared y tejado de una vienda romana en la zona del poniente, excavada en área, en la campaña de 1983; y por último, uno de los sondeos realizados la ladera naciente, en las excavaciones de 1987, con localización de construcciones castreñas y hoy en día cubierto de tierra.

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