jueves, 14 de agosto de 2008

LAS VILLAS ROMANAS VIGUESAS EN COLOR Y BLANCO Y NEGRO

Recientemente y luego de un largo período de espera, se abrió al público la villa romana de Toralla, situada en la antigua finca denominada "Mirambell", en alusión a la familia que durante muchos años vivió en dicha parcela.
Muchos vigueses y turistas en general ya han podido ver de cerca los descubrimientos arqueológicos que ha deparado las excavaciones realizadas en ellas y admirar las estructuras localizadas, que una vez realizada la consolidación y "musealización" de las mismas, parecen aún más espectaculares que las originales, sin duda. Por desgracia los materiales arqueológicos desenterrados sólo se pueden ver parcialmente en el museo municipal "Quiñones de León" de nuestra ciudad, pues la mayoría y más importantes, aún están en Ourense, esperando su viaje a Vigo...
Lo extraordinario de esta villa abierta al público, no debe de hacernos olvidar las otras que tiene Vigo dentro de su término municipal. Jalonando el litoral de nuestra urbe, desde el límite con el ayuntamiento de Nigrán por el sur y con el de Redondela, por el norte, tenemos, al menos localizadas media docena más. Pero hoy nos vamos a detener, en la suerte desigual que tuvo la villa romana más al norte que tenemos en nuestra orla marítima y además la más cercana a la recién "inagurada" villa de Toralla. Me refiero a la villa que se encuentra (al menos en parte) en el extremo sur de la playa de Sobreira, también en la parroquia de San Miguel de Oia. Las fotografías que ilustran este breve comentario, nos hablan sin duda alguna, de la suerte dispar que tuvieron las dos: como se imaginarán, la fotografía en color corresponde a la villa de Toralla y a la blanco y negro a la villa de Sobreira.
La instantánea que quedó reflejada en esa imagen, bastante deteriorada por el paso del tiempo, corresponde a un extraordinario lienzo de un largo muro de sillares graníticos, que ocupando el centro del espacio en donde se encuentra la villa, se orientaba hacia el mar y que por la mala fortuna, estaban en donde se iba a construir la piscina del chalet que se ubica en el citado terreno. Estamos hablando de finales de la década de los 7o, del siglo pasado y la visión de este espectáculo correspondía a una visita que realizamos a la zona, bajo la dirección de nuestro amigo e infatigable arqueólogo, Alfredo García Alén, por las noticias que habían llegado al museo provincial de Pontevedra, de que en la zona se estaban llevando a cabo obras de construcción, en está parcela en la que ya se tenía catalogada un asentamiento romano de importancia, que nos venía dado por diferentes materiales cerámicos romanos y sobre todo, por tenerse documentado un pavimento de "opus signinum" en muy buen estado de conservación, que evidenciaba la importancia de la villa en cuestión, pues este hecho mismo, podría estarnos hablando de la localización en dicho asentamiento, disminuído en parte por la acción marina, de la existencia de mosaicos romanos y dando con ello la importancia socio-económica de la misma en época romana.
En la inspección pudimos comprobar la aparición de este muro de sillares y otros cercanos y el hallazgo de numerosos restos arqueológicos romanos, diseminados por toda el área, en la que se estaba realizando las obras de construcción mencionada y se había removido gran cantidad de tierra. Luego de nuestra fugaz visita, de los restos romanos aparecidos y por aparecer de esta villa no se supo nada. Creo que el muro citado sirvió ( una vez bien cementado) de un lateral de la piscina proyectada. Puedo decir que me impresionó mucho lo bien conservado que estaba y la gran potencia estratigráfica que poseía este yacimiento.
Habiendo tenido la suerte de realizar trabajos arqueológicos en la villa romana de Toralla y recordándome de este yacimiento muy similar y puedo decir, que hasta mejor conservado aún, no dejo de pensar en la fortuna que tienen algunos yacimientos arqueológicos y otros no. Podemos reflexionar que ocurre como a la vida de las personas, pero eso, pienso, que es otro tema.
Finalizó esta breve reflexión, quedándome en la retina con las imágenes que ilustran, y en esta ocasión nunca mejor dicho, este comentario, que nos habla de la desigual suerte que como dijimos más arriba, corren algunos yacimientos arqueológicos: unos nos ofrecen el color, la vida y el disfrute y otros por desgracia, el blanco y negro, que nos habla de la destrucción y la desgracia.
Nota.- En las fotos podemos ver, como comentamos en el artículo, una vista de la "recreación museológica" de la villa romana de Toralla y en la otra, el desaparecido muro de la villa de Sobreira.

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